¡Relájate! Cómo tratar el síndrome del intestino irritable

El aumento de la ansiedad y el nerviosismo pueden reflejarse no sólo en el estado de ánimo, sino también en el intestino. En el 80% de los casos de síndrome del intestino irritable se produce a causa de la tensión en situaciones agobiantes que da origen a reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos.

El síndrome del intestino irritable (SII o IBS) o también conocido como de colon irritabale es distinta a  todas las demás enfermedades del tracto gastrointestinal. De hecho, a pesar de los síntomas obvios, no se detectan alteraciones orgánicas en esta enfermedad. Y, aunque todos los resultados en los estudios y análisis muestran una salud general normal, sin embargo, quienes la padecen sufren dolor y malestar durante años.

¡Qué nerviosa ...!

A pesar de que este trastorno es complejo y entre los factores que lo pueden provocar está la disbiosis intestinal o disbacteriosis (desequilibrio en la flora instentinal); malos hábitos en la nutrición,  un estilo de vida sedentario o una predisposición hereditaria, el principal causante del SII es la tensión, ansidedad, situaciones agobiantes continuadas, etc.

El trabajo que se realiza en el intestino está asociado con el sistema nervioso, que está dirigido por el cerebro. Éste envía señales a los intestinos para que se vacíen y, así, responde informando al cerebro sobre la ejecución de la orden que le ha llegado. Pero bajo estrés, la conexión establecida se interrumpe y, así, las señales que provienen del cerebro resultan confusas o equivocadas. Es por eso que esta enfermedad también se llama neurosis intestinal. Por lo tanto, no es sorprendente que los problemas con el estómago a menudo lo sufren más las personas emocionales, que tienen una mayor ansiedad y menor tolerancia al estrés.


La comida está relacionada con un estado de ánimo de tensión ¿Qué productos reducen la ansiedad?

Aquí no se trata de una comida con un plato "antiestrés" sino de una nutrición adecuada en los momentos de tensión y ansiedad durante el trabajo, en el colegio, haciendo un deporte de riesgo y demás situaciones diarias que nos llevan a un estado de agobio. Por ejemplo sabemos que los plátanos promueven el desarrollo de la serotonina que es la  hormona de la felicidad pero eso no quiere decir que si comemos una piña de plátanos (y si lo hacemos ninguno mejor que el de Canrias), obtendremos un "subidón" de felicidad. Sobre todo lo indicado y más importante para que la tensión o en esos momentos de asiedad o pena no afecta a la salud, se requiere que la dieta sea variada y equilibrada.

A propósito de algunas dieta escribimos de ello en "Dietas poco saludables para nuestra salud." O del efecto (yoyó o rebote) que puede producir una dieta sin control de un especialista: ¡Cuidado con la dieta tras el verano! #CarenciasNutricionales (pincha sobre el título para ir)

Y sobre todo,  CINCO consejos para evitar hábitos alimentarios "refugio" recurrentes que debe evitar en los momentos de tensión o pena y que producen más perjuicios que beneficios:

    NO trate de mejorar su estado de ánimo usando dulces. azúcar y alimentos grasos que sobrecargan muchos los órganos internos, obligándolos a trabajar más.
    No aprovechar el estrés. Durante el periodo de ansiedad emocional que el cuerpo trata de compensar la deficiencia de vitaminas y minerales debido al volumen ingerido de alimentos. Por lo tanto, en momentos de tensión a menudo le entrará hambre. Eso lleva a tener la necesidad de saciar el apetito y ese  aumento sólo conduce a un exceso de peso, así que en esos momentos lo mejor es prestar atención no a la cantidad sino en la calidad de la comida.
    No vaya a la nevera al primer impulso. Antes de comer algo, tratar de relajarse de otras formas: Permanezca unos minutos en silencio, respirar profundamente.
    No se esfuerce en comer cuando pierda el apetito en los momentos que esté bajo mucha tensiónes. Uno o dos días comiendo poco o nada no le hará daño al organismo.
    No coma mecánicamente. Incluso si recurre a alimentos más útiles y bajos en calorías, debería de tratar de controlar la cantidad de las raciones. Es el mal hábito de picar a todas horas lo que le hará cambiar de figura.

Método de exclusión (Por proceso de eliminación)

Uno de los principales síntomas en el SII es dolor, estrépito (ruidos en el estómago) y calambres abdominales, aumento de la formación de gases (flatulencia), que se asocian con alteración de la motilidad intestinal. Como regla general, es como si un "concierto" en el abdomen se desarrolla por las noches y después de la defecación, los síntomas generalmente desaparecen. Además de los trastornos motores, los pacientes a menudo también se quejan de un trastorno de las heces: diarrea o estreñimiento y, con mayor frecuencia, alternancia de ambos. Se considera que existe el síndrome del intestino irritable cuando se produce una alteración en el proceso normal de las heces; esto es, al menos cada tres días durante más de tres meses.

Pero a menudo hay otros síntomas, en particular, dolores de cabeza, fatiga, insomnio, micción frecuente. Es importante tener en cuenta que con el síndrome del intestino irritable, el dolor ocurre por la noche. Si el dolor nocturno continúa a lo largo del resto del día, es más probable que no sea SII sino otra dolencia.

El síndrome del intestino irritable es un diagnóstico excepcional y, siempre realizado por un médico, sólo después de que los análisis y estudios confirman que NO existe otra patología grave en el intestino. Por lo tanto, con una incomodidad estable en el abdomen, DEBE VISITAR AL MÉDICO.

Lucha contra los síntomas

A pesar de que el síndrome del intestino irritable es solo sintomático, no debe descuidarse. Después de todo, tener heces inestables no solo reducen significativamente la calidad de vida, sino que también aumentan la carga sobre el colon, lo que aumenta el riesgo de hemorroides, fisuras anales y otros problemas. Las muchas medidas que nuestro médico nos señalará nos ayudará a combatir los trastornos funcionales. Además de la dieta adecuada y antiespasmódicos selectivos, la capacidad de controlar las emociones puede ayudar mucho.

Ensayo clínico del Sistema de Salud de la University of Michigan, en Estados Unidos.

Esta investigación presentada en la Digestive Disease Week, que estudió en Estados Unidos el resultado de seguir una dieta cuidadosamente controlada para mejorar los síntomas y la calidad de vida para las personas con síndrome de colon o intestino irritable (SII).

"Ésta es la única prueba metódica rigurosa clínica para demostrar que la terapia basada en la dieta no sólo puede mejorar los síntomas sino también la calidad de vida en pacientes con SII", dice la profesora de clínica auxiliar y gastroenteróloga de la University of Michigan Shanti Eswaran, que investiga el papel de la dieta y la comida en las enfermedades funcionales del intestino, como el SII.

Durante un proceso de seis semanas, dietistas formaron y siguieron a más de 90 pacientes con SII. Aproximadamente, la mitad siguió una dieta prescrita baja en FODMAP (1) y la otra mitad fue como grupo de control, con un régimen de sentido común, con reducción de las comidas abundantes, los atracones e irritantes conocidos, como la cafeína y el alcohol. Más del 50% de los pacientes en la dieta baja de FODMAP registró una gran mejora de su dolor abdominal en comparación con el 20% del grupo de control.

"La dieta baje en FODMAP no es un tratamiento nuevo, pero estamos convencidos de que realmente funciona -dice esta experta--. Nuestro próximo paso será determinar con mayor precisión la química subyacente de cómo y por qué ciertos alimentos pueden producir resultados dramáticamente diferentes para personas distintas. Mientras tanto, se recomienda encarecidamente que los pacientes con SII trabajen con su médico y un dietista para navegar por la dieta baja en FODMAP para controlar los síntomas de SII".

(1) FODMAP  dieta que significa la reducción de oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables. Así, esta dieta excluye muchos compuestos que se encuentran en el trigo, algunas frutas y verduras, el ajo, las cebollas y los sustitutos del azúcar.