El insomnio es el principal trastorno del sueño que padecen las mujeres durante el embarazo
Así, el conocimiento de las características de los trastornos del sueño durante el embarazo por parte de los especialistas sanitarios se vuelve fundamental y, por ello, esta y otras sociedades científicas se reunieron en la XXV Reunión Anual de la SES (Sociedad Española del Sueño) Santander 20 al 22 de Abril, con el lema “Sueño saludable, corazón sano” y con el objetivo de analizar y debatir sobre el diagnóstico y tratamiento de las diferentes patologías relacionadas con el sueño en el embarazo, la infancia y la adolescencia; así como la relación entre los desórdenes el sueño y los problemas cardiovasculares. El próximo año (Barcelona del 26 al 28 de abril de 2018) el lema escogido es: “Duerme bien, Fortalece tu vida”, "...con él intentamos reflejar la importancia de nuestra área de conocimiento sobre la salud y la calidad de vida." aparece en la presentación de la próxima convocatoria de la SES.
Y es que el 78% de las mujeres embarazadas padece algún tipo de estos trastornos, mientras que el 98% de estas presenta despertares nocturnos, según una encuesta realizada por The National Sleep Foundation.
Revolución hormonal
Esto se debe a que los cambios de los niveles de hormonas que una mujer experimenta a lo largo del embarazo además de estrógeno, una vez fecundado el óvulo comienza a secretar una nueva hormona, la gonadotropina coriónica humana (HCG), que es precisamente la que detecta el test de embarazo y la primera en empezar a causar estragos: es la responsable, además de la incidencia en el sueño, de las típicas náuseas matutinas del primer trimestre. Se producen altos niveles de progesterona, aumentando la sensación de somnolencia. También aumenta el número de veces que una mujer se despierta durante la noche a orinar. Pueden comenzar patrones alterados de sueño. El sueño interrumpido puede causar somnolencia durante las horas del día. Las mujeres tienden a dormir más durante este tiempo que antes de estar embarazadas, o más tarde en el embarazo.
Para enfrentar estas dificultades, los especialistas recomiendan evitar comidas copiosas o de difícil digestión especialmente por la noche, aumentar la frecuencia de las comidas durante el día para evitar las nauseas, realizar ejercicio moderado, utilizar almohadas especiales, realizar siestas durante el día, utilizar métodos de relajación, y evitar dormir en decúbito supino durante períodos de tiempo prolongados.
Insomnio infantil
Además, durante el Congreso de la SES se ha presentado el documento 'Consenso Nacional del insomnio infantil', una guía que proporciona las pautas a seguir para el manejo del insomnio durante esta etapa, elaborado de manera conjunta por 6 sociedades científicas: Sociedad Española de Sueño (SES), Asociación Española de Pediatría (AEP), Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y AP (SEPEAP), Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia (SEMA), Sociedad de Psiquiatría Infantil (SPI), y Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP).
Según los últimos datos disponibles, el insomnio que afecta al 30% de los menores de 5 años "y debe abordarse desde la asistencia primaria y derivarse a unidades de sueño cuando haya sospecha de que existen trastornos primarios como la apnea o el síndrome de piernas inquietas", según la coordinadora del Grupo Pediátrico de la SES, María José Jurado.
Según la National Sleep Foundation (NSF) su recomendación específica sobre el número de horas mínimas que se deben dormir por edades, es en adolescentes (14-17 años) entre 8 y 10 horas, y para escolares (6 a 13 años) entre 9 y 11 horas. Los pre-escolares (3-5 años) deberían dormir entre 10 y 13 horas..
La Sociedad Española del Sueño (SES), recomienda que el establecimiento de unos hábitos de sueño y rutinas es lo que se relaciona de manera más significativa con una mejor conciliación del sueño, con una mejoría en la conducta del niño y en el bienestar de los padres.
La duración del sueño disminuye de unas 16-17 horas en el recién nacido hasta unas 8-8.5 horas en los adolescentes. A pesar de ello, los expertos señalan que “para toda la población infantil no puede determinarse cuál es la cantidad óptima de sueño, sino que han de tenerse en cuenta las necesidades de sueño individuales y ajustarse con las expectativas parentales y horarios escolares.”
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